ablandando suturas
Hay quien ablanda ladrillos y quien suturas:
EL
ACORDE de tanta
retención,
la risa,
ablanda la sutura:
lo llamo posibilidad.
Pero si digo una vida privada de
vida.
El perro con pañuelo de cowboy,
el anuncio de dúplex,
las antenas, el cielo.
Carlos Pardo
la cronicidad conduce a normalización
Buen rollo
El
sueño del liberalismo actual —cronificar la pobreza— está en vías de cumplirse.
Dice el Banco de España que los jóvenes ganan menos que los de hace una década.
En otras palabras: la miseria se ha institucionalizado. No se muere uno de
pobre, se muere siendo pobre, lo que supone una conquista sin parangón desde el
punto de vista de la armonía social. Viene a ser como si la medicina lograra
convertir el cáncer en una enfermedad perpetua, pero no letal. Se toma usted
este cóctel de medicinas, que tiene sus efectos secundarios, desde luego, pero
logramos que su esperanza de vida iguale a la de su vecino sano.
La estabilidad política, ante todo. No corremos el peligro de que las fuerzas
revolucionarias arrastren a las masas porque las masas se hallan en las
fábricas y en las oficinas, cobrando salarios de hambre, aceptándolos,
asumiéndolos, doblegándose por fin a la idea de que esto es lo que hay.
Descabezados los movimientos sindicales, ensimismados los partidos políticos de
izquierda, globalizado al fin el pensamiento ultracapitalista, no hay barrera
que impida el avance ordenado de la penuria. Solo conviene medir la temperatura
social de vez en cuando, por si fuera preciso introducir alguna medida
correctora: fingir escándalo, por ejemplo, ante el precio de la vivienda o de
la luz, pero explicar urbi et orbe, a
través de los telediarios, la distorsión insoportable que introduciría su
regulación en los mercados.
La
cronicidad conduce a normalización. Se debe denunciar la pobreza en la
literatura, claro, y en el cine, siempre y cuando, como viene sucediendo, la denuncia
actúe como bálsamo más que como generadora de rencor. Esta columna es el modelo
de lo que tratamos de sugerir. ¡Viva el buen rollo!
J. J. Millás
la belleza de la inseguridad
Amor a primera vista
Ambos están convencidos
de que los ha unido un sentimiento repentino.
Es hermosa esa seguridad,
pero la inseguridad es más hermosa.
Imaginan que como antes no se conocían
no había sucedido nada entre ellos.
Pero ¿qué decir de las calles, las escaleras, los
pasillos
en los que hace tiempo podrían haberse cruzado?
Me gustaría preguntarles
si no recuerdan
—quizá un encuentro frente a frente
alguna vez en una puerta giratoria,
o algún "lo siento"
o el sonido de "se ha equivocado" en el
teléfono—,
pero conozco su respuesta.
No recuerdan.
Se sorprenderían
de saber que ya hace mucho tiempo
que la casualidad juega con ellos,
una casualidad no del todo preparada
para convertirse en su destino,
que los acercaba y alejaba,
que se interponía en su camino
y que conteniendo la risa
se apartaba a un lado.
Hubo signos, señales,
pero qué hacer si no eran comprensibles.
¿No habrá revoloteado
una hoja de un hombro a otro
hace tres años
o incluso el último martes?
Hubo algo perdido y encontrado.
Quién sabe si alguna pelota
en los matorrales de la infancia.
Hubo picaportes y timbres
en los que un tacto
se sobrepuso a otro tacto.
Maletas, una junto a otra, en una consigna.
Quizá una cierta noche el mismo sueño
desaparecido inmediatamente después de despertar.
Todo principio
no es mas que una continuación,
y el libro de los acontecimientos
se encuentra siempre abierto a la mitad.
Love at First Sight
They’re both convinced
that a sudden passion joined them.
Such certainty is beautiful
but uncertainty is more beautiful still.
Since they’d never met before, they’re sure
that there’d been nothing between them.
But what’s the word from the streets, staircases, hallways –
perhaps they’ve passed each other by a million times?
that there’d been nothing between them.
But what’s the word from the streets, staircases, hallways –
perhaps they’ve passed each other by a million times?
I want to ask them
if they don’t remember –
a moment face to face
in some revolving door?
perhaps a “sorry” muttered in a crowd?
a curt “wrong number” caught in the receiver? –
but I know the answer.
No, they don’t remember.
if they don’t remember –
a moment face to face
in some revolving door?
perhaps a “sorry” muttered in a crowd?
a curt “wrong number” caught in the receiver? –
but I know the answer.
No, they don’t remember.
They’d be amazed to hear
that Chance has been toying with them
now for years.
that Chance has been toying with them
now for years.
Not quite ready yet
to become their Destiny,
it pushed them close, drove them apart,
it barred their path,
stifling a laugh,
and then leaped aside.
to become their Destiny,
it pushed them close, drove them apart,
it barred their path,
stifling a laugh,
and then leaped aside.
There were signs and signals
even if they couldn’t read them yet.
Perhaps three years ago
or just last Tuesday
a certain leaf fluttered
from one shoulder to another?
Something was dropped and then picked up.
Who knows, maybe the ball that vanished
into childhood’s thickets?
even if they couldn’t read them yet.
Perhaps three years ago
or just last Tuesday
a certain leaf fluttered
from one shoulder to another?
Something was dropped and then picked up.
Who knows, maybe the ball that vanished
into childhood’s thickets?
There were doorknobs and doorbells
where one touch had covered another
beforehand.
Suitcases checked and standing side by side.
One night perhaps some dream
grown hazy by morning.
where one touch had covered another
beforehand.
Suitcases checked and standing side by side.
One night perhaps some dream
grown hazy by morning.
Every beginning
is only a sequel, after all,
and the book of events
is always open halfway through.
is only a sequel, after all,
and the book of events
is always open halfway through.
Wislawa Szymborska
Translated by Stanisław Barańczak and Clare Cavanagh
four in the morning
Finura, elegancia, talento, inteligencia. Todo a raudales. Me habría ido con él.
Lo de la tele, una muestra más. Años luz.
I met my old lover
On the street last night
She seemed so glad to see me
I just smiled
And we talked about some old times
And we drank ourselves some beers
Still crazy after all these years
Oh Still crazy after all these years
She seemed so glad to see me
I just smiled
And we talked about some old times
And we drank ourselves some beers
Still crazy after all these years
Oh Still crazy after all these years
I'm not the kind
of man
Who tends to socialize
I seem to lean on
Old familiar ways
And I ain't no fool for love songs
That whisper in my ears
Still crazy after all these years
Oh still crazy after all these years
Who tends to socialize
I seem to lean on
Old familiar ways
And I ain't no fool for love songs
That whisper in my ears
Still crazy after all these years
Oh still crazy after all these years
Four in the
morning
Crapped out
Yawning
Longing my life away
I'll never worry
Why should I?
It's all gonna fade
Crapped out
Yawning
Longing my life away
I'll never worry
Why should I?
It's all gonna fade
Now I sit by my
window
And I watch the cars
I fear I'll do some damage
One fine day
But I would not be convicted
By a jury of my peers
Still crazy after all these years
Oh still crazy
Still crazy
Still crazy after all these years
And I watch the cars
I fear I'll do some damage
One fine day
But I would not be convicted
By a jury of my peers
Still crazy after all these years
Oh still crazy
Still crazy
Still crazy after all these years
Itzhak sonriendo
Cómo me gusta ver a Itzhak, qué placer me proporciona no sólo escucharlo sino verlo.
yo entiendo de estas cosas
De aquí, esto:
A ti te ocurre algo,
yo entiendo de estas cosas,
hablas a cada rato
de gente ya olvidada,
de calles lejanísimas
con farolas a gas,
de amaneceres húmedos
de huelgas de tranvías.
A ti te ocurre algo,
yo entiendo de estas cosas,
cantas horriblemente,
no dejas de beber
y al poco estás peleando
por cualquier tontería,
yo que tú ya arrancaba
a que me viera el médico
pues si no un día de éstos
en un lugar absurdo
en un parque, en un bar
o entre las frías sábanas
de una cama que odies
te pondrás a pensar,
a pensar, a pensar
y eso no es bueno nunca...
...porque sin darte cuenta
te irás sintiendo solo
igual que un perro viejo
sin dueño y sin cadena,
te pondrás a pensar,
a pensar, a pensar
y eso no es bueno nunca.
A ti te ocurre algo,
yo entiendo de estas cosas.
(...) nada
hay más grato para un intelectual que el trato con una persona inteligente que
no es un intelectual
Bolero para Jaime Gil de
Biedma
A ti te ocurre algo,
yo entiendo de estas cosas,
hablas a cada rato
de gente ya olvidada,
de calles lejanísimas
con farolas a gas,
de amaneceres húmedos
de huelgas de tranvías.
A ti te ocurre algo,
yo entiendo de estas cosas,
cantas horriblemente,
no dejas de beber
y al poco estás peleando
por cualquier tontería,
yo que tú ya arrancaba
a que me viera el médico
pues si no un día de éstos
en un lugar absurdo
en un parque, en un bar
o entre las frías sábanas
de una cama que odies
te pondrás a pensar,
a pensar, a pensar
y eso no es bueno nunca...
...porque sin darte cuenta
te irás sintiendo solo
igual que un perro viejo
sin dueño y sin cadena,
te pondrás a pensar,
a pensar, a pensar
y eso no es bueno nunca.
A ti te ocurre algo,
yo entiendo de estas cosas.
José Agustín Goytisolo
implora la fuerza de poder vivir
El artículo completo de Isabel Bellido,
maravilloso, está aquí. De él, estos extractos:
(...) las máscaras de Gil de Biedma, poeta de total
herencia cernudiana, no son otras que las personas del verbo, que pelean por la
identidad a través de dimensiones dobles como las de Pandémica y Celeste,
Narciso y Calibán, Dr. Jekyll y Mr. Hyde, el bohemio y el burgués, el hijo de
dios y el hijo de vecino.
Es en Moralidades (1966),
su cuarto libro, donde podemos distinguir mejor la pugna entre estas dos
dimensiones, pues sus personajes aquí se acusan, se rechazan y se vengan de
ellos mismos. Quizás el mejor ejemplo de esta tentativa de reconocimiento a
partir de la doble personalidad sea el tan celebrado «Pandémica y celeste»: en
él expone la necesidad de experimentar los dos tipos de amor (el pandémico,
esto es, el furtivo, infiel, fugaz, el de una sola noche) y el celeste (que es
el verdadero, eterno y perenne) para discernir entre uno y otro, porque, al fin
y al cabo, «no es la impaciencia del buscador de orgasmo» lo que tira de
su cuerpo hacia otros, sino que nuestro poeta también persigue «el dulce amor».
Esta premisa se desarrolla a lo largo de ocho estrofas, a través de las cuales
Gil de Biedma riñe consigo mismo, debatiéndose entre vivir el amor como un hijo
de vecino o como un hijo de dios y asumiendo, finalmente, su doble identidad,
que es lo que nunca hará Luis Cernuda.
Para
saber de amor, para aprenderle,
haber estado solo es necesario.
Y es necesario en cuatrocientas noches
—con cuatrocientos cuerpos diferentes—
haber hecho el amor. Que sus misterios,
como dijo el poeta, son del alma,
pero un cuerpo es el libro en que se leen.
haber estado solo es necesario.
Y es necesario en cuatrocientas noches
—con cuatrocientos cuerpos diferentes—
haber hecho el amor. Que sus misterios,
como dijo el poeta, son del alma,
pero un cuerpo es el libro en que se leen.
Será en «Después de la muerte de Jaime
Gil de Biedma» cuando el poeta mate a su personaje poético para que el hombre
viva, aunque eso significase dejar de escribir. Lo dice en Conversaciones:
Llega
un momento que, en mi caso, esa identidad es reconocida y asumida; finalmente
me reconozco en una identidad, después de muchos años creándola a través de mis
poemas. (…) Ahora bien, escribir poesía es, por encima de todo, imaginación, lo
cual implica cierto distanciamiento. En el instante en que una identidad inventada
es de verdad asumida, el ciclo se cierra. Es decir, uno de los motivos por los
que no escribo poesía es porque el personaje de Jaime Gil de Biedma que yo
inventé y logré asumir ya no me lo puedo imaginar.
De
esta forma, Jaime Gil lo recuerda desde la distancia, como hijo de dios, («En
el jardín, leyendo»), y «en paz al fin», tras su muerte. Ya sin dolor, asume
como algo pasado «el último verano» antes del invierno, «el infierno de meses /
y meses de agonía / y la noche final de pastillas y alcohol / y vómito en la
alfombra». Su despedida será «De vita beata», broche final de Las
personas del verbo:
En un
viejo país ineficiente,
algo así como España entre dos guerras
civiles, en un pueblo junto al mar,
poseer una casa y poca hacienda
y memoria ninguna. No leer,
no sufrir, no escribir, no pagar cuentas,
y vivir como un noble arruinado
entre las ruinas de mi inteligencia.
algo así como España entre dos guerras
civiles, en un pueblo junto al mar,
poseer una casa y poca hacienda
y memoria ninguna. No leer,
no sufrir, no escribir, no pagar cuentas,
y vivir como un noble arruinado
entre las ruinas de mi inteligencia.
Jaime
Gil de Biedma deja de escribir porque ya ha inventado y asumido su identidad,
porque era necesario matar al personaje para vivir con un único argumento:
envejecer y morir cual hijo de vecino.
pero quién entre ruidos llamará nomadismo
Nadie pregunta quién pero nosotros,
comparsas del planeta
burgués, comentaristas
del reciclaje, hombres piojo,
medimos la parábola de la próxima elipse
por si acaso quisieran lanzarnos al desagüe
comparsas del planeta
burgués, comentaristas
del reciclaje, hombres piojo,
medimos la parábola de la próxima elipse
por si acaso quisieran lanzarnos al desagüe
del tiempo
entre los pre y los pos,
porque si todo instante es irredimible-
mente gasto,
todo sujeto es un conservador.
entre los pre y los pos,
porque si todo instante es irredimible-
mente gasto,
todo sujeto es un conservador.
Para empezar alguien dice nosotros
pero quién entre ruidos
sin un nombre vernáculo
por exceso de lata,
aun enfermo de abulia en blogs de periferia,
llamara nomadismo a este
deambular del trabajo al videoclub,
hacerse el muerto en la contrapartida
del crujir de las ramas,
del adiós de la savia a la página en blanco,
a la página impura
hacerse el muerto en la contrapartida
del crujir de las ramas,
del adiós de la savia a la página en blanco,
a la página impura
y aburre ser tan tonto en tiempos sulfatados.
Carlos Pardo
el gasto en la espesura
Música de fondo
Llega el momento de
decir la palabra
y se la deja caer,
se la apremia
a transitar entre
los labios,
anclada ya en sus
límites de tiempo.
La palabra se funda
a ella misma, suena
allá en la soledad
de quien la dice
y puja poco a poco
hasta nacer
y antes es nada y
sólo una ansiedad
la hace constancia
de algo irrepetible.
Súbitamente esa
palabra aumenta
el vértigo ritual de
la memoria,
boga sobre los
hombres que la escuchan,
gira anhelante entre
vislumbres
y se alza más y más
y se estaciona, pule
sus bordes
balbucidos, se nivela entre sueños.
Después inicia su
holocausto.
Función de amor o de
vileza,
la palabra se gasta
en la espesura,
puebla sus márgenes
de brozas,
se torna vana, amago
de un aliento,
oscuridad final y
sin sentido.
Está cayendo ya
hecha pedazos.
Rescoldos fugitivos,
restos
de fuegos ilusorios,
flota y flota
sobre las
intenciones preteridas,
entre el silencio de
las conjeturas.
Es nada la palabra
que se dijo
(no importa que se
escriba para
querer salvarla), es
nada y lo fue todo:
la música del mundo
y su apariencia.
José Manuel Caballero Bonald
Me encontré con él a
mi lado hace unas semanas viendo esta exposición monumental. Me puse tan
nervioso. Y tan contento.
preterir
Del lat. praeterīre 'pasar
adelante'.
Conjug.
c. pedir.
U. solo
las formas cuya desinencia empieza por -i.
1. tr. Hacer caso omiso de alguien o algo.
2. tr. Der. Omitir en la institución de herederos a los que son
forzosos, sin desheredarlos expresamente en el testamento.
forzosos, sin desheredarlos expresamente en el testamento.
transatlántico
Aporto
como siempre con esta señora la versión castellana y la inglesa. Con sorna diría
que parecen darle la razón al poema, porque desde luego no son la misma.
Desconozco la autoría de las traducciones.
Cruzó el vasto océano, por cierto.
Nada dos veces
Nada ocurre dos veces
y nunca ocurrirá.
Nacimos sin experiencia,
moriremos sin rutina.
y nunca ocurrirá.
Nacimos sin experiencia,
moriremos sin rutina.
Aunque fuéramos los
alumnos
más torpes en la escuela del mundo,
nunca más repasaremos
ningún verano o invierno.
más torpes en la escuela del mundo,
nunca más repasaremos
ningún verano o invierno.
Ningún día se
repite,
no hay dos noches iguales,
dos besos que dieran lo mismo,
dos miradas en los mismos ojos.
no hay dos noches iguales,
dos besos que dieran lo mismo,
dos miradas en los mismos ojos.
Ayer alguien
pronunciaba
tu nombre en mi presencia,
como si de repente cayera
una rosa por la ventana abierta.
tu nombre en mi presencia,
como si de repente cayera
una rosa por la ventana abierta.
Hoy, cuando estamos
juntos,
vuelvo la cara hacia el muro.
¿Rosa? ¿Cómo es la rosa?
¿Es flor? ¿O tal vez piedra?
vuelvo la cara hacia el muro.
¿Rosa? ¿Cómo es la rosa?
¿Es flor? ¿O tal vez piedra?
¿Y por qué tú, mala
hora,
te enredas en un miedo inútil?
Eres, pues estás pasando,
pasarás —es bello esto.
te enredas en un miedo inútil?
Eres, pues estás pasando,
pasarás —es bello esto.
Sonrientes,
abrazados,
intentemos encontrarnos,
aunque seamos distintos
como dos gotas de agua.
intentemos encontrarnos,
aunque seamos distintos
como dos gotas de agua.
Nothing twice
Nothing can ever happen twice.
In consequence, the sorry fact
is
that we arrive here improvised
and leave without the chance
to practice.
Even if there is no one
dumber,
if you're the planet's biggest
dunce,
you can't repeat the class in
summer:
this course is only offered
once.
No day copies yesterday,
no two nights will teach what
bliss is
in precisely the same way,
with precisely the same
kisses.
One day, perhaps some idle
tongue
mentions your name by
accident:
I feel as if a rose were flung
into the room, all hue and
scent.
The next day, though you're
here with me,
I can't help looking at the
clock:
A rose? A rose? What could
that be?
Is it a flower or a rock?
Why do we treat the fleeting
day
with so much needless fear and
sorrow?
It's in its nature not to
stay:
Today is always gone tomorrow.
With smiles and kisses, we
prefer
to seek accord beneath our
star,
although we're different (we
concur)
just as two drops of water are.Wislawa Szymborska
el sueño de la torre
RAYOS X
Si miramos con rayos X la casa del paciente
veremos los fantasmas de los libros en estanterías silenciosas
o apilados en el pasillo o sobre veladores y mesas.
También veremos una libreta con dibujos, líneas y flechas
que divergen y se intersecan: son los viajes en compañía
de la muerte. Pero la muerte, pese al soberbio aide- mémoire,
aun no ha triunfado. Los rayos X nos dicen que el tiempo
se ensancha y adelgaza como la cola de un cometa
en el interior de la casa. La vida aún da los mejores
frutos. Y así como el mar prometió a Jaufré Rudel
la visión del amor, esta casa cercana al mar promete
a su habitante el sueño de la torre destruida y construida.
Si miramos, no obstante, con rayos X el interior del hombre
veremos huesos y sombras: fantasmas de fiestas
y paisajes en movimiento como contemplados desde un avión
en barrena. Veremos los ojos que él vio, los labios
que sus dedos rozaron, un cuerpo surgido
de un temporal de nieve. Y veremos el cuerpo desnudo
tal como él lo vio, y los ojos y los labios que rozó,
y sabremos que no hay remedio.Roberto Bolaño
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