"Riding for the Feeling" is a standout on Apocalypse, his latest. Its also the kind of song whose wisdom you could spend a lot of time unpacking and figuring out how to apply. " El resto, aquí.
It's never easy to say goodbye To the faces So rarely do we see another one So close and so long
I asked the room if I'd said enough No one really answered They just said "Don't go, don't go, don't go, don't go, don't go" All this leaving is never ending I kept hoping for one more question Or for someone to say "Who do you think you are?" So I could tell them
With intensity a drop evaporates by law In conclusion leaving is easy When you've got some place you need to be I'm giving up this gig for another season
With the TV on mute I'm listening back to the tapes On the hotel bed My, my, my, apocalypse My, my, my, apocalypse
I realized I had said very little about waves or wheels Or riding for the feeling Riding for the feeling Is the fastest way to reach the shore On water or land Riding for the feeling Riding for the feeling Riding for the feeling
Riding for the feeling Riding for the feeling Riding for the feeling
What if I had stood there at the end and said again, and again, and again, and again, and again An answer to every question Riding for the feeling Riding for the feeling Riding for the feeling
Riding for the feeling Riding for the feeling Riding for the feeling Riding for the riding, for the riding, and for the ride
Riding for the feeling Riding for the feeling Riding for the feeling
Que Atom conocía Mona Lisa parece evidente. También que debió pensar en que tenía ya la cara B del Joe Hilditch de su cuento de caperucita roja que es El viaje de Felicia. Porque ver a Bob en esta maravilla de Mona Lisa es ver al personaje quiral de aquel de Felicia. De nuevo la marcianez talentosa de Neil, los personajes secundarios maravillosos, los diálogos brillantísimos, metadiálogos en realidad, la marginación y la mirada cariñosa, cómplice, amorosa sobre ella. Alucino con la obra de este director, con ausencia de pose, de modernez, de ego; y con su originalidad, con su querencia para con los arcenes agrietados de las carreteras terciarias de la sociedad occidental. Aquí hay una crítica con la que coincido que arranca así: No exagero si digo que Neil Jordan me parece uno de los cineastas activos más interesantes del mundo. Ya sea con vertientes oscuras de cuentos populares (En compañía de lobos), con las crónicas de un vampiro que come ratas (Entrevista con el vampiro) o con su introspección del travestismo (Desayuno en Plutón), siempre demuestra riqueza y heterodoxia en el tratamiento de los temas. No se conforma con que esos temas sean potentes de por sí. Cierto es que un par de excursiones americanas le han salido rana (Dentro de mis sueños, La extraña que hay en ti), pero tenía más que ver con los flojos libretos de los que partía que con su realización. El peculiar modo de desarrollar los temas que maneja, combinando libertina despreocupación por dar respuestas y serio compromiso para con sus personajes, abre siempre puertas. Nunca las cierra.
A la dolorosa luz de las grandes lámparas eléctricas de la fábrica
tengo fiebre y escribo.
Escribo haciendo rechinar los dientes, fiera ante la belleza de esto,
ante la belleza de esto que desconocían totalmente los antiguos.
¡Oh ruedas, oh engranajes, r-r-r-r-r-r eterno!
¡Fuerte espasmo retenido en la maquinaria enfurecida!
¡Enfurecida fuera y dentro de mí,
a través de todos mis nervios disecados,
a través de todas las papilas de aquello con lo que siento!
Tengo los labios secos, oh grandes ruidos modernos,
de oírlos de demasiado cerca,
y me arde la cabeza de quererlos cantar con un exceso
de expresión de todas mis sensaciones, ¡con un exceso contemporáneo de ustedes, máquinas!
Mirando febril los motores como a una Naturaleza tropical– grandes trópicos humanos de hierro, fuego y fuerza– canto, y canto el presente, y también el pasado y el futuro y hay Platón y hay Virgilio y fueron humanos,
y pedazos de Alejandro Magno de acaso de siglo cincuenta,
átomos que irán a dar fiebre al cerebro de Esquilo del siglo cien,
andan por estas cintas transportadoras y estos émbolos y estos volantes, rugiendo, chirriando, susurrando, atronando, mordiendo,
haciéndome un exceso de caricias en el cuerpo con una sola caricia en el alma.
¡Ah, poder expresarme como se expresa un motor!
¡Ser completo como una máquina! ¡Ir por la vida triunfante como un automóvil último modelo! ¡Poder dejarme penetrar al menos físicamente por todo esto,
desgarrarme todo, abrirme completamente, volverme poroso
a todos los perfumes de aceites y calores de carbón de esta flora estupenda, negra, artificial e insaciable!
¡Fraternidad con todas las dinámicas!
Promiscua furia de ser parte-agente
del rodar férreo y cosmopolita
de los esforzados trenes,
del laborioso transporte de carga de los navíos,
del giro lúbrico y lento de las grúas,
del tumulto disciplinado de las fábricas
y del casi-silencio susurrante y monótono de las cintas transportadoras.
¡Horas europeas, productivas, atrapadas
entre maquinarias y quehaceres útiles!
Grandes ciudades detenidas en los cafés,
en los cafés –oasis de inutilidad ruidosa
donde se cristalizan y se precipitan
los rumores y los gestos de lo Útil
y las ruedas, y las ruedas dentadas y las chumaceras de los Progresivo!
¡Nueva Minerva sin alma de los muelles y las estaciones!
¡Quillas de chapas de hierro sonriendo apoyadas en los diques,
o en vilo, alzadas, en los planos inclinados de los puertos!
¡Actividad internacional, transatlántica, Canadian Pacific!
Luces y febriles pérdidas de tiempo en los bares, los hoteles,
En los Longchamps y los Derbies y los Ascots,
y Piccadillies y Avenues de l´Opera
que me entran en el alma!
¡He-hi lass calles, he-hi las plazas, he-hí la foule!
¡Todo lo que pasa, todo lo que para en los escaparates!
¡Comerciantes; vagos, escrocs exageradamente bien vestidos;
miembros evidentes de clubes aristocráticos;
escuálidas figuras dudosas; jefes de familia vagamente felices
y paternales hasta en la cadena de oro que les cruza el chaleco de bolsillo a bolsillo!
¡Todo lo que pasa, todo lo que pasa y no pasa nunca!
Presencia demasiado acentuada de las cocottes;
banalidad interesante (¿y quién sabe qué hay por dentro?)
de las burguesitas, madre e hija generalmente,
que andan por la calle con un fin cualquiera,
la gracia femenina y falsa de los pederastas que pasan, lentos;
¡y toda la gente sencillamente elegante que pasea y se muestra
y en definitiva tiene un alma adentro”
(¡Ah, cómo desearía ser el souteneur de todo esto!)
¡La maravillosa belleza de la corrupción política,
deliciosos escándalos financieros y diplomáticos,
ataques políticos en las calles,
y de vez en cuando el cometa de un regicidio
que ilumina de Prodigio y de Fanfarria los cielos
habituales y brillantes de la Civilización cotidiana!
¡Noticias desmentidas de los periódicos,
artículos políticos insinceramente sinceros,
noticias passez-à-la-caisse, grandes crímenes–
y de éstos, dos columnas pasando a la página dos!
¡Oh fresco olor a tinta tipográfica!
¡Los húmedos carteles recién pegados!
¡Vients-de-paraître amarillos con una cinta blanca!
¡Cómo os amo a todos, a todos, a todos,
cómo os amo de todas las maneras,
con los ojos y con los oídos y con el olfato
y con el tacto (¡lo que representa para mí palparlos!)
y con la inteligencia como una antena que hacen vibrar!
¡Ah, cómo los celan todos mis sentidos!
¡Abonos, trilladoras a vapor, avances de la agricultura!
¡Química agrícola, y el comercio casi una ciencia!
¡Oh muestrarios de los viajantes,
los viajantes, caballeros andantes de la Industria,
prolongaciones humanos de las fábricas y los serenos despachos!
¡Oh telas de los escaparates! ¡Oh maniquíes! ¡Oh revistas de modas!
¡Oh artículos inútiles que todo el mundo quiere comprar!
¡Hola grandes almacenes con varias secciones!
¡Hola todo lo que hoy se construye, lo que nos hace diferentes de ayer!
Eh, cemento armado, hormigón, nuevos procesos!
¡Avances de los armamentos gloriosamente mortíferos!
Ó fábricas, ó laboratórios, ó music-halls, ó Luna-Parks,
Ó couraçados, ó pontes, ó docas flutuantes —
Na minha mente turbulenta e encandescida
Possuo-vos como a uma mulher bela,
Completamente vos possuo como a uma mulher bela que não se ama,
Que se encontra casualmente e se acha interessantíssima.
Eh-lá-hô fachadas das grandes lojas!
Eh-lá-hô elevadores dos grandes edifícios!
Eh-lá-hô recomposições ministeriais!
Parlamentos, políticas, relatores de orçamentos,
Orçamentos falsificados!
(Um orçamento é tão natural como uma árvore
E um parlamento tão belo como uma borboleta).
Eh-lá o interesse por tudo na vida,
Porque tudo é a vida, desde os brilhantes nas montras
Até à noite ponte misteriosa entre os astros
E o mar antigo e solene, lavando as costas
E sendo misericordiosamente o mesmo
Que era quando Platão era realmente Platão
Na sua presença real e na sua carne com a alma dentro,
E falava com Aristóteles, que havia de não ser discípulo dele.
Eu podia morrer triturado por um motor
Com o sentimento de deliciosa entrega duma mulher possuída.
Atirem-me para dentro das fornalhas!
Metam-me debaixo dos comboios!
Espanquem-me a bordo de navios!
Masoquismo através de maquinismos!
Sadismo de não sei quê moderno e eu e barulho!
Up-lá hô jockey que ganhaste o Derby,
Morder entre dentes o teu cap de duas cores!
(Ser tão alto que não pudesse entrar por nenhuma porta!
Ah, olhar é em mim uma perversão sexual!)
Eh-lá, eh-lá, eh-lá, catedrais!
Deixai-me partir a cabeça de encontro às vossas esquinas.
E ser levado da rua cheio de sangue
Sem ninguém saber quem eu sou!
Ó tramways, funiculares, metropolitanos,
Roçai-vos por mim até ao espasmo!
Hilla! hilla! hilla-hô!
Dai-me gargalhadas em plena cara,
Ó automóveis apinhados de pândegos e de putas,
Ó multidões quotidianas nem alegres nem tristes das ruas,
Rio multicolor anónimo e onde eu me posso banhar como quereria!
Ah, que vidas complexas, que coisas lá pelas casas de tudo isto!
Ah, saber-lhes as vidas a todos, as dificuldades de dinheiro,
As dissensões domésticas, os deboches que não se suspeitam,
Os pensamentos que cada um tem a sós consigo no seu quarto
E os gestos que faz quando ninguém pode ver!
Não saber tudo isto é ignorar tudo, ó raiva,
Ó raiva que como uma febre e um cio e uma fome
Me põe a magro o rosto e me agita às vezes as mãos
Em crispações absurdas em pleno meio das turbas
Nas ruas cheias de encontrões!
Ah, e a gente ordinária e suja, que parece sempre a mesma,
Que emprega palavrões como palavras usuais,
Cujos filhos roubam às portas das mercearias
E cujas filhas aos oito anos — e eu acho isto belo e amo-o! —
Masturbam homens de aspecto decente nos vãos de escada.
A gentalha que anda pelos andaimes e que vai para casa
Por vielas quase irreais de estreiteza e podridão.
Maravilhosamente gente humana que vive como os cães
Que está abaixo de todos os sistemas morais,
Para quem nenhuma religião foi feita,
Nenhuma arte criada,
Nenhuma política destinada para eles!
Como eu vos amo a todos, porque sois assim,
Nem imorais de tão baixos que sois, nem bons nem maus,
Inatingíveis por todos os progressos,
Fauna maravilhosa do fundo do mar da vida!
(Na nora do quintal da minha casa
O burro anda à roda, anda à roda,
E o mistério do mundo é do tamanho disto.
Limpa o suor com o braço, trabalhador descontente.
A luz do sol abafa o silêncio das esferas
E havemos todos de morrer,
Ó pinheirais sombrios ao crepúsculo,
Pinheirais onde a minha infância era outra coisa
Do que eu sou hoje...)
Mas, ah outra vez a raiva mecânica constante!
Outra vez a obsessão movimentada dos ónibus.
E outra vez a fúria de estar indo ao mesmo tempo dentro de todos os comboios
De todas as partes do mundo,
De estar dizendo adeus de bordo de todos os navios,
Que a estas horas estão levantando ferro ou afastando-se das docas.
Ó ferro, ó aço, ó alumínio, ó chapas de ferro ondulado!
Ó cais, ó portos, ó comboios, ó guindastes, ó rebocadores!
Eh-lá grandes desastres de comboios!
Eh-lá desabamentos de galerias de minas!
Eh-lá naufrágios deliciosos dos grandes transatlânticos!
Eh-lá-hô revoluções aqui, ali, acolá,
Alterações de constituições, guerras, tratados, invasões,
Ruído, injustiças, violências, e talvez para breve o fim,
A grande invasão dos bárbaros amarelos pela Europa,
E outro Sol no novo Horizonte!
Que importa tudo isto, mas que importa tudo isto
Ao fúlgido e rubro ruído contemporâneo,
Ao ruído cruel e delicioso da civilização de hoje?
Tudo isso apaga tudo, salvo o Momento,
O Momento de tronco nu e quente como um fogueiro,
O Momento estridentemente ruidoso e mecânico,
O Momento dinâmico passagem de todas as bacantes
Do ferro e do bronze e da bebedeira dos metais.
Eia comboios, eia pontes, eia hotéis à hora do jantar,
Eia aparelhos de todas as espécies, férreos, brutos, mínimos, Instrumentos de precisão, aparelhos de triturar, de cavar,
Engenhos brocas, máquinas rotativas!
Eia! eia! eia!
Eia electricidade, nervos doentes da Matéria!
Eia telegrafia-sem-fios, simpatia metálica do Inconsciente!
Eia túneis, eia canais, Panamá, Kiel, Suez!
Eia todo o passado dentro do presente!
Eia todo o futuro já dentro de nós! eia!
Eia! eia! eia!
Frutos de ferro e útil da árvore-fábrica cosmopolita!
Eia! eia! eia! eia-hô-ô-ô!
Nem sei que existo para dentro. Giro, rodeio, engenho-me.
Engatam-me em todos os comboios.
Içam-me em todos os cais.
Giro dentro das hélices de todos os navios.
Eia! eia-hô! eia!
Eia! sou o calor mecânico e a electricidade!
Eia! e os rails e as casas de máquinas e a Europa!
Eia e hurrah por mim-tudo e tudo, máquinas a trabalhar, eia!
Galgar com tudo por cima de tudo! Hup-lá!
Hup-lá, hup-lá, hup-lá-hô, hup-lá!
Hé-la! He-hô! H-o-o-o-o!
Z-z-z-z-z-z-z-z-z-z-z-z!
Ah não ser eu toda a gente e toda a parte!
Campos es un hombre alto y cosmopolita, que ha estudiado en Escocia y que usa monóculo. Es un elegante moderno, con resabios simbolistas, un futurista que escribe con coherencia aunque elogie las grandes ciudades, las turbinas, los voltios que iluminan la noche, y toda la faramalla de la modernidad que exulta...