"She wanted to be a nurse in some famished Asiatic country; I wanted to be a famous spy."
The vibration in my ears is not longer their receding bells, but
only my old blood singing. All this still, spellbound, enthralled by the moon,
fancy’s rear-vision mirror. The snow is real, though, and as I bend to it and
scoop up a handful, sixty years crumble to glittering frost-dust between my
fingers.
La vibración que notan mis oídos ya no es la de las campanillas de esos
trineos que se alejan, sino, solamente, la del canturreo de mi vieja
sangre. Todo está tranquilo, hechizado, encantado por la luna, por ese espejo
retrovisor de la fantasía. La nieve es real, sin embargo, y cuando me inclino
hacia ella y cojo un puñado, sesenta años se desmenuzan entre mis dedos hasta
quedar reducidos a centelleante polvo helado.
Vladimir Nabokov en Speak, Memory.
Escribe María Ramiro Martín aquí:
Frente a la indiferencia y a la muerte se opone la pasión, que entra en conflicto con la justicia; la intensidad de Humbert no es justa y ni su pasión ni su crimen son aceptables, pero es en el campo de la escritura, en el habitat cuidadosamente articulado por Nabocov, donde su intensidad alcanza la justicia poética.
Vistas las dos películas, ni la del 62 ni la del 97 entran donde propone el
libro. Que no entre la última no me sorprende: no le otorgo la capacidad a su
director. Que no lo hiciera la antigua, es de documental: bien lo explica Jairo
aquí. Eso sí, me maravillan Jeremy y Dominique.
“And do you recall the thunderstorms of our childhood? Frightful
thunder over the verandah — and at once the most azure aftermath and on
everything: diamonds?”
Aquí está manuscrito por el propio Vladimir.
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