la dignidad de José María

No tengo claro de dónde saqué este texto que sigue, ni sé quién es el autor. Me da la impresión de que es la introducción de alguno de los libros de J. M. Fonollosa publicados, pero lo desconozco, la verdad. José María es uno de mis autores predilectos, ya lo he expresado anteriormente tanto en este cuaderno como en el anterior (la fecha de publicación es la misma, seis años después...); en el texto que sigue, su autor explica sucinta y claramente por qué también lo es para él (o ella!).

José María Fonollosa (1922-1991)

Nace en Barcelona. Representa un caso singular en nuestra literatura al tratarse de un poeta secreto, resultando difícil establecer un esbozo biográfico. Su obra, dispersa en el tiempo, es tan singular como fascinante.

De 1945 es su primer poemario titulado "La sombra de tu luz" que bebe de las fuentes marcadas por la generación del 27. Dos años después firma "Umbral del silencio", demasiado influido por la poesía de posguerra imperante, con un profundo acento religioso que erradicará en sus obras posteriores. Tras estos primeros ejercicios poéticos, aún poco personales, el poeta marcha en marzo de 1951 a Cuba. Allí escribe el "Romancero de Martí" en 1955.

Para entonces ya había iniciado el que será el proyecto fundamental de su poética bajo el título de "Ciudad del hombre". Será en los poemas que vayan conformando este proyecto en donde aparezca la verdadera personalidad poética de Fonollosa, una personalidad que no encuentra excesivos parangones en su tiempo y que lo convierte en un creador enormemente original, al margen de modas y corrientes imperantes. En "Ciudad del hombre" hay un deseo de unicidad que impulsa al poeta a través de un estilo conciso en el que se predomina un tono narrativo, prosístico, coloquial, que puede emparentarse con Manuel Machado o con lo que también predominará en el universo poético de Jaime Gil de Biedma. Fonollosa, como dice Pere Gimferrer, es un poeta coral, que asume muchas voces, que se desdobla y multiplica, para dejarnos de vez en cuando rastros de su propia y misteriosa biografía.

El verso de Fonollosa busca siempre la simetría a través del uso del endecasílabo blanco. El objetivo central es desnudar la expresión y establecer un lenguaje directo, sin ambages, de fácil comunicación con el lector.

Nueva York y Barcelona serán las dos ciudades que el poeta reflejará en su obra. "Ciudad del hombre: Nueva York" y "Ciudad del hombre: Barcelona" parten de un mismo propósito. El poeta utiliza el callejero de ambas ciudades para titular los poemas. Pero en la poética de Fonollosa las ciudades son un pretexto para engarzar retratos humanos, pensamientos e ideas y aparecen despersonalizadas. El agnosticismo, el escepticismo, la resignación y el fracaso artístico o amoroso son constantes en la temática de los versos de Fonollosa. En todos late un pesimismo y un desgarramiento vital que el poeta trata de presentar con ironía.

No olvida Fonollosa la vertiente amorosa, la disección de los roles sexuales, siempre con planteamientos arriesgados, mucho más patentes en "Ciudad del hombre: Nueva York" que en "Ciudad del hombre: Barcelona". Hay que tener en cuenta que en "Ciudad del hombre: Nueva York" el poeta trata abiertamente el crimen, la sexualidad o las drogas, desdoblándose en diversos personajes, mientras que "Ciudad del hombre: Barcelona" es un libro temáticamente más reiterativo y autobiográfico.

Es en el poemario titulado "Ciudad del hombre Nueva York" donde figura el poema "Subway I" que Serrat convertiría en la canción "Por dignidad", incluida en el álbum "Nadie es perfecto" (1994). El poema de Fonollosa sufrirá muy pocos cambios en la adaptación musical de Serrat:

Piensan que debo hacerlo. Esperan todos
que la saque de casa con violencia.
No merece, lo creen, otro trato.

Con conmiseración me miran unos.
Con burlona expresión o desprecio otros.
Sospechan que sé cuánto saben ellos.

Y lo sé. Ella se acuesta con cualquiera.
Y eso no puede permitírselo un hombre
que se precie de tal. Es lo que piensan.

Pero es normal y simple. La mujer
quiere a distintos hombres y a distintas
mujeres quiere el hombre. Es lo corriente.

No importa que en un cuarto hallen cobijo
diferentes personas, siempre y cuando
yo lo precise esté desocupado.

No puedo renunciar a la delicia
de tenerla en mi casa cada noche,
por complejos morales de otra gente.

Familiares, amigos, conocidos...
Presionan insistentes, en silencio.
Lo mejor es mudarme hacia otro barrio.

Un año después de que Serrat pusiera música a la palabra de Fonollosa, el cantautor Albert Pla le dedicaría un disco monográfico titulado "Supone Fonollosa". A partir de aquí comenzaba el rescate de un poeta olvidado, maldito, que algunos creían que no existía realmente y que era un pseudónimo o heterónimo de un poeta famoso. Se empezaron a editar sus obras y a rescatar sus poemas. Era un modo de hacer justicia a una voz libre y cercana, a un poeta de admirables calidades, que decía lo que pensaba y que ofrece en sus versos un retrato acerado y profundamente valioso de las fobias, ilusiones y fracasos del hombre contemporáneo.

Fonollosa, autor del libro de poesías Ciudad del Hombre Nueva York, es un escritor que evoca toda su mente en cada poema: lo que siente en ese momento, por insignificante que sea.

La mente humana es muy compleja y todos en un momento dado podemos tener sentimientos tan dispares como el querer amar, violar, asesinar, destruir, utilizar, cuidar a una persona...si, algunos de ellos, los escondemos en nuestro interior porque son consecuencia de estados de ánimo en que nos encontramos o personas ajenas nos hacen estar así en determinados momentos y por diversas circumstancias y que cuando alguien habla de ellos en público, nos escandalizamos y decimos, este tio está loco.. Fonollosa es humano y como humano que es también se ve asaltado por esos deseos, con la diferencia de que él los plasma en cada uno de sus poemas. Así, nos encontramos con todos los Fonollosas que hay dentro de Fonollosa: el amoroso y cariñoso, el obseso sexual, el brutal asesino sin escrúpulos, el onanista, el misógino... Todos en uno y uno siendo todos a la vez. Espeluznante. Sobre todo cuando nos damos cuenta que en realidad, todos somos Fonollosa pues lo que él hace es, simplemente, dar rienda suelta a sus más bajos instintos, a los instintos que tenemos todos y plasmarlos en papel.

Sí... la mente a veces se escapa de la razón, y cuando ella vuelve, somos incapaces de matar a una hormiga. Nuestra vida está llena de emociones que a lo largo del día varian radicalmente, de forma, que pasamos de un estado de ánimo a otro en una fracción de segundo. Creo, que en este libro, uno puede conocer la verdadera personalidad de Fonollosa, sus inquietudes, sus estados de ánimo, sus frustraciones y sus ilusiones en la vida. Creo que muchos os sentiríais identificados en él pero muy pocas personas podrían llegar a conseguir lo que este monstruo es capaz de transmitir con cada palabra, de forma directa y sin ningún tapujo. Él evoca lo que siente dentro, sus paranoias y sus pensamientos más profundos. En un instante.

*******

Esta es la adaptación que hizo Serrat del poema:

Por dignidad

(José María Fonollosa - Joan Manuel Serrat)

La familia, los amigos,
aguardan con impaciencia
que por dignidad, la saque
de la casa con violencia.

Apenados me contemplan
o sonríen con desprecio.
Se les nota que sospechan
que sé cuanto saben ellos.

Y lo sé, lo supe siempre
que se acuesta con cualquiera
y ellos piensan que, eso, un hombre
como tal, no lo tolera.

Pero es simple, toda hembra
quiere a hombres diferentes
y a diferentes mujeres
quiere el hombre, es lo corriente.

Qué me importa que en un cuarto
otros encuentren amparo
siempre y cuando lo precise
lo halle desocupado.

No renuncio a la delicia
de tenerla sugerente
en mi cama cada noche
por prejuicios de otra gente.

La familia, los amigos,
me presionan a diario.
No me queda otro remedio
que mudarme de este barrio.



Aquí hay otro artículo muy interesante y también breve, donde aparece este poema:


East 52nd Street 

Para hablar no te quiero. Tengo amigos 
para tratar de cosas que me inquietan 
y ahondar en las ideas que me importan. 

Y no nos condiciona nunca el sexo. 
Nos lo pasamos bien. Y «Adiós». Y «Hasta otra». 
Contigo es diferente. Lo que cuentas 
no me interesa nada en absoluto. 

Y he de escuchar, no obstante, atentamente 
y ocultar mi fastidio a tus palabras. 
Porque si no te niegas a mi amor. 

Y cuando a mí se ciñe tu figura 
grácil y delicada voy perdido. 

Pues al sentir tu cuerpo a mí abrazado 
nada tiene interés que tú no seas. 
Y yo ya no soy mío, sino tuyo. 

Y así debo evitar en nuestra charla 
lo trascendente; reír tus tontas gracias, 
acusarme de estar equivocado... 
Entonces sí que accedes a mi amor. 

De no mediar el sexo y ser tan bella 
te hallara aborrecible y despreciable. 
O serías perfecta si no hablaras.


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