las miserias que nos unen//nos separan

Terminé la segunda temporada de Bron//Broen (por usar la grafía de la cabecera de la serie) y lo que para mí será la serie completa, porque aunque hay una tercera parte, la dupla Martin//Saga acaba en esta. Me desperté con varias ideas rondando en mi cabeza y una de ellas era la añoranza. Algo muy valorable cuando acaba una serie es que uno quede con sensación de orfandad. En mi caso la orfandad de oso herido es diagnosticable. Llamé a Martin oso en la anterior entrada y no sabía yo hasta qué punto lo iba a ser conforme se acercara al final. El final de esta obra de arte alcanza unas cotas de dramatismo y belleza muy fuera de lo común. Y, como casi siempre en las grandes obras, hablan de A para referirse a B. El puente habla, fundamentalmente, de la relación entre dos personas singulares hasta el límite: M y S. Y de traición. Y de egoísmo.

No quiero adentrar más en lo último por no aguarle la fiesta a alguien que no la haya visto y porque me llevaría una longitud mayor de la que  estoy dispuesto a escribir. Si alguien quiere un análisis profundo del tema, aquí lo tiene.

Quedo consternado, abatido, impactado y agradecido. Unas cuantas miradas que contienen el mundo me quedan en el armario de la memoria, una barbilla trémula, una rigidez corporal, unos ojos arrasados. La sintaxis anacoluta que somos y con la que nos toca lidiar todos los días. El de hoy empezó pronto, por cierto.
Por último, un extracto de alguien que en Albión piensa lo mismo que servidor:
But forget about the eco-terrorist conspiracy, the bafflingly complex police investigation and, you know, the whole future of the planet thing. That's all incidental to the main story, which is the psychodrama of our odd couple cops.