Algún día seremos su
banquete
Hay bestias que nos siguen el rastro
y saben oír el crujir de las hojas
bajo nuestros pies,
a millas de distancia.
Distinguirán el sonido
de nuestros pasos pequeños,
por más que nos creamos tan descalzos.
Si por casualidad o por cansancio
aflojamos la mandíbula,
distendemos del todo los pulmones,
la inhumana belleza de las bestias
acabará con nosotros,
dejando un rastro gris
de rocas y ceniza.
Por eso
rechinarán mis dientes
hasta el último instante,
contraeré cada músculo,
mi cuerpo entero será nuestro vigía.
No dejaremos que nos venzan
aunque no quepa duda:
algún día, mi amor,
seremos su banquete.
Olalla Castro
Hernández
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