GODZILLA EN MÉXICO
Atiende esto, hijo
mío: las bombas caían
sobre la ciudad de
México
pero nadie se daba
cuenta.
El aire llevó el
veneno a través
de las calles y las
ventanas abiertas.
Tú acababas de comer
y veías en la tele
los dibujos animados.
Yo leía en la
habitación de al lado
cuando supe que
íbamos a morir.
Pese al mareo y las
náuseas me arrastré
hasta el comedor y te
encontré en el suelo.
Nos abrazamos. Me
preguntaste qué pasaba
y yo no dije que
estábamos en el programa de la muerte
sino que íbamos a
iniciar un viaje,
uno más, juntos, y
que no tuvieras miedo.
Al marcharse, la
muerte ni siquiera
nos cerró los ojos.
¿Qué somos?, me
preguntaste una semana o un año después,
¿hormigas, abejas,
cifras equivocadas
en la gran sopa
podrida del azar?
Somos seres humanos,
hijo mío, casi pájaros,
héroes públicos y secretos.
Roberto Bolaño
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