El sol de la tarde
Este cuarto ¡que bien me lo conozco!
Ahora lo alquilan, junto con el de al lado,
para oficinas comerciales. Toda la casa
transformada en oficinas de intermediarios,
y de comerciantes, en Compañías.
¡Ay, este cuarto, qué familiar me es!
Aquí, junto a la puerta, estaba el sofá;
delante de él la alfombra turca;
cerca el estante con dos jarrones amarillos.
A la derecha, no, enfrente un armario de luna.
En el centro la mesa en que escribía,
y tres sillas de paja, grandes.
Y junto a la ventana aquella cama
en la que nos amamos tantas veces.
En algún sitio estarán aún los pobres.
Y junto a la ventana aquella cama;
el sol de la tarde le daba solo en la mitad.
… Una tarde, a las cuatro, nos habíamos separado
por una semana solamente… ¡Ay!,
la semana aquella ha sido para siempre.
C. Kavafis.
Traducción de Ramón Irigoyen.